Concepto

La palabra preguntar significa ‘indagar’, ‘inquirir’. Procede del latín percontari, que fue utilizado en el lenguaje náutico; quería decir «sondear la profundidad del agua». Puede definirse como una demanda cuyo propósito es invitar a un oyente o lector a dar una explicación, una información o, en cualquier caso, una forma de interrogación que exige o pide una respuesta. Por lo tanto, la expresión preguntas al texto implica una estrategia de lectura que puede ayudar al lector a explicar algunos aspectos ambiguos o confusos de la narrativa, es decir, aclarar la información subyacente, encontrar respuestas, solucionar problemas o localizar información específica en un texto dado. Además, promueve la interacción efectiva entre el texto y el lector. Al interrogar a un texto, el lector no solo está utilizando una técnica, está llevando a cabo una operación mental que permite el diálogo con el texto; va forjando nuevos procedimientos seleccionados para una exploración de sentidos, que exige poner en movimiento piezas móviles dentro del «tablero de la comprensión», controlando los sentidos de la lectura, articulados entre los polos de producción autor-editor-texto, y anclándolos en el polo texto-lector-autor. Interviene, pues, el dialogismo de Bajtín (1995), es el principio constitutivo de la lengua y la condición, en la práctica de la lectura, de la construcción de los sentidos del texto, establecida mediante la interacción entre los sujetos (lectores-escritores-editores) y el propio texto. Sin este dialogismo, la lectura se empobrece, deja de ser un proceso de comprensión y se convierte en una acción puramente mecánica y carente de significado. El compromiso de producir significados en la lectura, y no solo de descifrar o bien oralizar lo escrito, se expande cuando el lector comprende que sus propias ideas y entendimientos (puestos en diálogo con las ideas del texto) importan y determinan la comprensión de los textos leídos (Girotto y Souza, 2010).

 

Análisis

La estrategia de lectura preguntas al texto pretende ayudar al lector a ser independiente, activo y curioso; además, fortalece su capacidad para analizar y deducir en la medida en que elabora y responde a preguntas que van más allá del significado literal de lo que está leyendo. La premisa es que el lector aprenderá más y construirá mejores representaciones cuando interactúa con el texto, haciendo preguntas antes, durante y después de la lectura. La pregunta aumenta la noción del lector sobre su propia comprensión, creando una actitud de investigación, una actividad creativa, porque al ir interrogando las palabras va componiendo, en una metáfora, «un océano en el mar de letras, imágenes y símbolos» que el texto propone como una invitación al lector; esto quiere decir que, al buscar una síntesis de la comprensión, no siempre el lector se expresará en ideas con pocas palabras sobre los significados asignados al texto. En este sentido, las preguntas son el corazón de la enseñanza y del aprendizaje de la lectura, abriendo las puertas a la comprensión (Harvey y Goud- vis, 2008), creando las bases de leer auténticamente como lector.

Al interrogar al texto, el lector, que se va volviendo cada vez más conocedor, crea expectativas de cara a la continuidad de la lectura, involucrándose en el mundo del texto, ya que esta estrategia hace que todo su conocimiento previo, lingüístico, textual y del mundo puede ser activado; igual que la información en otros textos, o el explorar las pistas que el texto presenta para el seguimiento en su lectura, son procedimientos que discurren en este acto de leer. Enseñar al lector a utilizar esta estrategia es animarle a reflexionar con mayor énfasis sobre su propia actividad de lectura. Interrogar a un texto es esencial para la eficacia de la práctica discursiva, de modo que, al crear y compartir una conversación interior con el texto durante la lectura, el lector establece una interacción en la que participa e interactúa con el autor a través de la lectura, atribuyendo significados al texto. Esta asignación consciente de significados al texto es parte del movimiento para formar al lector autónomo, estratégico y reflexivo, entendiendo que un buen lector es aquel que conscientemente se sirve de estrategias de lectura al leer, asegurando así la comprensión del texto (Girotto y Souza, 2010).

Implicaciones

Para estimular la estrategia de lectura preguntas al texto, el lector debe, en el momento de su lectura, oír sus pensamientos, atender a las preguntas que le vienen a la mente y entablar un diálogo con el texto, ya que no es suficiente tener estos pensamientos o percepciones, el lector debe usarlos en una conversación interior que ayudará a generar el sentido de lo que lee y a procurar respuestas a sus preguntas (Harvey y Goudvis, 2008). Al enseñar a sus alumnos-lectores a tomar con- ciencia de esta estrategia, el educador, según Tovani (2000), debe demostrar cómo se hacen preguntas antes de la lectura (para acceder a sus conocimientos previos y para hacer predicciones), durante la lectura (preguntar al texto, predecir, inferir y revisar y establecer conexiones) y después de la lectura (compartir las preguntas para mostrar cómo fueron elaboradas). Según Davis y Souza (2009), es posible explicar a los alumnos que pueden hacer «preguntas flacas» y «preguntas gordas» a un texto. Las primeras, las «flacas», se refieren a aspectos específicos del texto, datos, hechos y asuntos más superficiales. Las respuestas a estas preguntas son cortas y objetivas.

En cuanto a las segundas, calificadas por las investigadoras Davis y Souza (2009) de «gordas», son aquellas que involucran conceptos más profundos, son complejas y abiertas, e incluso permiten más de una respuesta, pues pueden ser respondidas según el conocimiento lingüístico, textual y del mundo del propio lector y requieren, por tanto, inferencias o conclusiones. Finalmente, hace falta comprender las relaciones entre el enseñar y aprender a leer; en este caso, enseñar y aprender la estrategia preguntas al texto, en la dinámica de la significación del acto de leer y como producción humana de signos y sentidos es esencial para el profesor, a fin de que este pueda repensar prácticas, discutiendo las implicaciones pedagógicas de tales dinámicas en la formación del lector.

Referencias

Bajtín, M. (1995), Marxismo e filosofia da linguagem, São Paulo: Hucitec.

Davis, L. y Souza, R. J. de (2009), Entendendo Textos: estratégias para a sala de aula, Mimeo.

Girotto, C. G. G. S. y Souza, R. J. de (2010), «Estratégias de leitura: para ensinar alunos a compreenderem o que leem», en Souza, R., Girotto, C. G. G. S., Arena, D. B. y Menin, A. M., Ler e compreender: estratégias de leitura, Campinas: Mercado de Letras.

Harvey, S. y Goudvis, A. (2008), Strategies that work. Teaching comprehension for understanding and engagement, USA: Stenhouse Publishers & Pembroke Publishers.

Tovani, C. (2000), I read it, but I don’t get it: Comprehension strategies for adolescent readers, Portland: Stenhouse

Fecha de ultima modificación: 2014-03-24